Este célebre dibujo apareció por primera vez en una revista humorística, Die Fliegenden Blätter, pero desde entonces ha sido ampliamente debatida entre psicólogos y filósofos. En concreto, se ha presentado como el test perfecto para saber si ante una imagen los humanos memorizamos descripciones o representaciones.
Pero lo cierto es que parece que almacenamos tanto una cosa como otra, lo cual nos permite reinterpretar la misma figura de formas distintas, aunque nunca de modo simultáneo: como en el cubo de Necker o en el vaso de Rubin, nuestro cerebro nos hará saltar de una interpretación a otra por mucho que nos esforcemos en ver las dos a la vez.
Por cierto: ¿qué has visto primero?, ¿el pato o el conejo?
el pato
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